miércoles, 28 de septiembre de 2011

Sensaciones



Muchas de las personas que padecen un trastorno obsesivo compulsivo le tienen miedo a los cuchillos. La verdad es que yo no soy de aquellos pero debo reconocer que en una oportunidad sí me dio miedo pensar en que podía dañar a otra persona con uno de ellos. Es bastante extraño porque en el fondo sabemos que seríamos incapaces de hacer algo así y repudiamos ese pensamiento intrusivo que nos ha invadido. Pero como los síntomas del TOC ya se han desencadenado, el miedo nos ataca espontáneamente.


Puedo decir que he progresado bastante desde que me entere de que tenía TOC. Las obsesiones persisten pero han ido en considerable disminución


Sin perjuicio de ello, me gustaría centrar el asunto en las crisis de miedo que son intrínsecas a los pensamientos angustiantes y perturbadores. Aún cuando en mi fuero interno repita las palabras <<esto es irracional; obedece simplemente a un trastorno obsesivo compulsivo>>, mi cuerpo se encamina en otra dirección. Mi corazón empieza a latir con mucha más frecuencia de la normal. Se notan los cambios en el sistema circulatorio. Probablemente empiezo a hiperventilar y siento como si mi cabeza  fuese a explotar. Me siguen invadiendo aquellos pensamientos que me asustan, afligen o perturban y cuesta mucho trabajo olvidarse de ellos. Es la gran paradoja de pensar en aquello que justamente no queremos pensar. Los síntomas pueden variar dependiendo de la ocasión y de cada persona. Quizá sientes que tus músculos están muy tensos o te duele el estómago.

Pero hay que tener mucha fe y esperanza. Hay que ser optimistas. Cada vez que nos vengan los miedos y las sensaciones angustiantes, veamos la parte positiva. Es una nueva oportunidad para progresar. Es un nuevo reto. Es un desafío para enfrentar la adversidad. Tarde o temprano saldremos victoriosos.


Hay veces en los que tenemos temporadas muy buenas. Nos sentimos muy bien y creemos que no volveremos a tener TOC. ¿Les ha pasado? Bueno, aún cuando esas buenas temporadas terminen y volvamos a sentir los efectos de las obsesiones, debemos recapacitar y reflexionar. Hay que volver a poner manos a la obra y luchar. ¡Que nada nos desanime! Optimismo. Paciencia. Pronto vendrá la paz.


Un consejo para todos aquellos que son creyentes: díganle a nuestra madre, la Santísima Virgen María: "Santa María, Reina de la Paz. ruega por nosotros". Les aseguro que pronto se sentirán mejor.


Finalmente, les dejo una canción para que se alegren por un rato. "Just the way you are" de Bruno Mars, interpretada por Madilyn Bailey. Ayer descubrí a Madilyn Bailey mientras navegaba por internet. ¡Tiene una voz magnífica! 


¡Muchos saludos a todos y recuerden ser optimistas!




Escrito por Global Home

martes, 16 de agosto de 2011

Nick Vujicic en Chile



Tengo muchas ganas de ir a ver a Nick Vujicic. El 3 de septiembre de este año  realizará una charla motivacional en Santiago de Chile. Creo que él es un ejemplo de superación y es una prueba de que podemos y debemos superar a la adversidad. Si nos caemos 99 veces debemos levantarnos 100 veces. Perseverancia, lucha y mucho optimismo amigos.

"SANTIAGO, 02 de agosto.- Falta solo un mes para la visita de Nick Vujicic y el sector tribuna ya se encuentra agotado. Quienes asistan a esta conferencia tendrán un DVD de regalo.
A pesar de su discapacidad física que consiste en una agenesia que se caracteriza por la carencia de tres de sus extremidades, (le faltan ambos brazos a nivel de los hombros y extremidad inferior derecha, y con una meromelia de la extremidad inferior izquierda), Nick Vujicic es una persona absolutamente normal. Un hombre a punto de casarse, con ansias de tener hijos, práctica deportes y disfruta al máximo la vida.
Vujicic regresa a Chile y la conferencia motivacional que realice el próximo sábado 3 de septiembre en Movistar Arena, será la única que haga en Latinoamérica.
Y es que Nick Vujicic quedó encantado en su primera visita a Chile, donde recorrió diversos colegios, transformándose en un ídolo de multitudes por su carisma, humildad y palabras.
En aquella oportunidad, Nick aprovechó de visitar diversos lugares de Santiago, entre ellos una importante Viña para disfrutar de las diversas cepas del vino chileno.
Para esta ocasión, ya ha manifestado su deseo de conocer centros de Ski y probablemente ir a visitar en Isla Negra la casa de Pablo Neruda.
Para esta visita tiene planificado reunirse con una persona que sufre su misma discapacidad, además de algunos rostros de nuestro país".
Fuente:Terra

Les dejo el video promocional de Nick Vujicic. Espero que les guste:



lunes, 8 de agosto de 2011

Miedo a perder el control



El temor a perder el control sobre el propio pensamiento, conducta o impulsos, es frecuente en los trastornos de ansiedad . En cierto modo, este sentimiento, o pre-sentimiento, es consubstancial a la experiencia de ansiedad elevada. Si la ansiedad guarda relación con la percepción del sujeto de verse desbordado, respecto de su capacidad y recursos, por las demandas y exigencias del medio (externo o interno), es natural que dicha experiencia se equipare a pérdida de control sobre uno mismo o sobre el medio: cuando tenemos una dificultad pero es asumible, nos consideramos con los recursos, apoyos, y capacidad para hacerla frente, decimos, en términos coloquiales, que “tenemos un problema, no está resulto, pero está controlado”. Si, por el contrario, nos vemos excedidos o desbordados decimos que “tenemos un problema, no esta resuelto, ni bajo control”, es decir nos sentimos a merced de las circunstancias.

Es probable que la ansiedad altere la ejecución de repertorios de conducta, incluso algunos que normalmente "salen solos" sin que medie la conciencia en su producción, ya sea por tratarse de respuestas autónomas, o bien automatizadas tras un proceso de aprendizaje y entrenamiento: la articulación y fluidez del habla, la atención y concentración, la respuesta sexual, la conciliación del sueño, etc. La percepción de dichos “fallos”, crea dudas en la persona que los experimenta sobre su adecuada regulación y produce desconfianza sobre el normal y correcto funcionamiento de sus funciones y facultades.

En algunos casos, la ansiedad genera, como parte de sus síntomas y manifestaciones, una sensación de extrañeza e irrealidad, como si estuviéramos viendo la realidad a través de un cristal o “como en una película” , como si nos sintiéramos ajenos a nosotros mismos (despersonalización) o al entorno (desrealización).

Del mismo modo que la sobre-preocupación por la salud física lleva a la vigilancia y observación de diferentes funciones y manifestaciones fisiológicas, el temor a perder el control lleva a la auto-observación y seguimiento de nuestro pensamiento, la ejecución de actividades y sus posibles efectos.


En algunos casos, ese sentimiento de descontrol, desorden o irrealidad, se equipara a la idea de trastornarse o volverse loco. En casos extremos este miedo está en la base de las llamadas “fobias de impulsión”, que se caracterizan por la percepción de un alto riesgo de perder la cabeza, trastornarse, en un momento dado y, como consecuencia, hacer algo grave e irreversible, como tirarse desde al balcón, , hacer daño a niños u otras personas con cuchillos, o de otras formas, empujar a alguien al tren o a la calzada al paso de los coches, etc. La presunción de que podría trastornarse, lleva al individuo a estar especialmente alerta y evitar aquellas circunstancias (balcones, jugar con niños pequeños, etc) dónde, si se llegara a perder la razón, las consecuencias fueran más graves e irreversibles. No es que tenga intención de hacerlo y haya de vigilarse para impedirlo (como a veces piensan los propios pacientes). Todo lo contrario: lo último que quisieran que pasase en el mundo es eso, y por ello, quieren estar advertidos y prevenir los riesgos para que ni siquiera en un supuesto “momento de locura” pudieran hacerlo. Digamos que en cierto modo, se ha dado al cerebro la orden de que no se olvide de ese riesgo –por otro lado absolutamente inexistente-, y dispare las alarmas cuando las consecuencias de la supuesta perdida de la razón pudieran ser extremas.. En consecuencia, el sistema de avisos y advertencias asociado al mecanismo de la ansiedad hace que vengan reiteradamente al pensamiento imágenes o ideas al respecto, muy particularmente cuando estamos frente a circunstancias más críticas (presencia de cuchillos, alturas, etc). Estos pensamientos, que confunden e importunan al individuo, son efecto de extremados sistemas de prevención, sin embargo son tomados por el sujeto como si fueran impulsos internos o pensamientos perversos que les llevarán a hacer lo que no quieren. Aunque no tienen nada que ver, muchas pacientes interpretan estos fenómenos como indicadores de estar sufriendo, o llegar a sufrir, trastornos mentales de tipo psicótico, como esquizofrenia. Es imposible volverse loco como consecuencia de crisis de pánico u otros trastornos de ansiedad.

Obsesiones: ¿Qué es el TOC?



El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno caracterizado por presentar pensamientos o rituales de ansiedad que usted siento que no puede controlar. Si usted padece TOC, como se le conoce, puede estar plagado de pensamientos o imágenes persistentes e indeseables, así como sentir la necesidad urgente de realizar ciertos ritos.

Usted puede estar obsesionado con los gérmenes o la mugre y en ese caso se lava las manos una y otra vez. Puede estar lleno de dudas y sentir la necesidad de reconfirmar las cosas repetidamente. Puede estar preocupado por pensamientos de violencia y teme hacer daño a las personas que están cerca de usted. Puede pasar largos períodos de tiempo tocando las cosas o contando; puede estar preocupado por el orden y la simetría; puede tener pensamientos persistentes de llevar a cabo actos sexuales que le son repugnantes; o puede afligirle tener pensamientos que van contra su religión. 

Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos o compulsiones. No es placentero celebrar estos ritos que se siente obligado a hacer; únicamente siente descanso temporal de la incomodidad causada por la obsesión.


Caso nº1: "No podía hacer algo sin un ritual. Estos rituales trascendían a todos los aspectos de mi vida. Para mí, era muy importante contar. En la noche, cuando ponía mi despertador, tenía que hacerlo en un número que no sumara un "mal" número. Si mi hermana tenía 33 años y yo 24, no podía dejar la televisión en el canal 33 o en el 24. Me echaba champú tres veces en lugar de una porque tres era un número de suerte y uno no lo era. Me demoraba mucho al leer porque contaba las líneas de cada párrafo. Si estaba escribiendo una tarea para mi examen en la escuela no podía tener cierto número de palabras en una línea si sumaban un mal número. Siempre estaba preocupada pensando que si no hacía cierta cosa mis padres iban a morir. O me afligía hacer algo que causara daño a mis padres lo cual era totalmente irracional. No podía usar nada que dijera Boston porque mis padres eran de ahí. No podía escribir la palabra "muerte" porque me preocupaba que algo malo sucediera."

Caso nº2: "El vestirme en las mañanas era muy difícil porque yo tenía una rutina y si me desviaba de ella, tenía que volverme a vestir. Yo sabía que esos rituales no tenían sentido pero no parecía que pudiera sobrepasarlas hasta que me sometí a terapia."
 



Fuente: Clínica de Ansiedad

Tratamiento: Depresión y Tristeza


Estamos habituados a usar la palabra “depresión” con excesiva frecuencia. Cuando tenemos un mal día, nuestro estado de ánimo está un poco más bajo de lo habitual o incluso estamos cansados, la expresión que acude a nuestra mente es “estoy deprimido”.

La depresión es mucho más que todo esto; es un serio trastorno emocional que implica cambios importantes en nuestra forma de sentir, de pensar y de actuar. Nuestras emociones cambian sensiblemente y puede que tengamos muchas ganas de llorar, que notemos tristeza, y no es infrecuente que aparezcan otros sentimientos desagradables como irritabilidad o ansiedad. Más a nivel corporal, suelen producirse cambios, como notar un cansancio continuo y desproporcionado, pérdida de apetito, problemas de sueño, tensión muscular, y muchos más. También es muy corriente notar una importante disminución del deseo sexual.

Nuestra forma de pensar sufre modificaciones: tendemos a ver el lado oscuro de las cosas. Es como si nuestra visión se hubiera alterado de forma que vemos la realidad teñida de pesimismo y negatividad. Solemos pensar mal acerca de nosotros mismos, nos desvalorizamos y nos culpamos por muchas de las cosas que hicimos y nuestra autoestima se reduce significativamente. El mundo nos parece un lugar hostil y absurdo en el que vivir y no entendemos la vida no cómo ni porqué suceden las cosas. Podemos creer que los demás no nos tienen ningún aprecio y que incluso nos rechazan y percibimos el futuro como un callejón sin salida, sin esperanza, con pocos deseos de seguir adelante.

Nuestra forma de actuar va en consonancia con nuestros sentimientos y nuestros pensamientos ya que tendemos a ir reduciendo nuestras actividades; nos volvemos más pasivos y de una forma más o menos rápida, dejamos de salir, de quedar con otras personas o incluso, de ir a trabajar. Podríamos decir que una persona que se pasa el día entre el sofá y la cama, llorando y quejándose continuamente, estaría deprimida. Y no solo porque esté sufriendo algunos de los cambios que hemos citado anteriormente, sino porque esta forma de sentir, pensar y actuar, se mantiene durante un período de tiempo razonablemente largo.

¿Por qué nos deprimimos? Cada persona tenemos un diferente grado de vulnerabilidad a la depresión. Depende de que en nuestro estilo de vida haya una mayor o menor cantidad de actividades gratificantes, del tipo de creencias o esquemas con los que interpretamos lo que nos ocurre, de entorno social en que estamos inmersos y de nuestra habilidad para resolver problemas, entre otros.


Sin embargo, para que se manifieste es necesario que en el ambiente en que vive ocurran cambios que sean percibidos como desagradables. La depresión puede desencadenarse por cambios vitales como la pérdida o enfermedad de personas queridas, enfermedad propia, problemas de pareja o familiares, problemas o pérdida del trabajo, problemas económicos, cambios de domicilio, sufrir otro problema psicológico, y cualquier otro acontecimiento que implique que la persona se vea privada de algo que considera importante.

Desde esta perspectiva, cuando la persona percibe estas pérdidas pasaría por un período normal de tristeza, pero si no sabe afrontarla con eficacia, comenzaría a sentir los cambios en sus emociones, pensamientos y conductas y empezaría a deprimirse. Durante estos cambios se producen también modificaciones en el funcionamiento bioquímico del sistema nervioso central con una disminución de unas sustancias, llamadas neurotransmisores, que participan en la regulación emocional.


¿Qué podemos hacer? De lo hasta ahora expuesto, podemos sacar la conclusión de que nuestro estilo de vida, la forma de interpretar la realidad y la aparición de un suceso desencadenante son factores que están implicados en que una persona esté deprimida y continúe deprimida. Por tanto, son aspectos que, dentro del enfoque cognitivo-conductual, hemos de tener en cuenta para diseñar la intervención.

Los dos elementos terapéuticos que más se repiten en el tratamiento psicológico de la depresión son los programas de actividades y la Terapia Cognitiva cuyo objetivo es la modificación de los pensamientos inadecuados y de los esquemas desadaptativos. Si en una persona deprimida se da una reducción de actividades y la presencia de pensamientos negativos, debemos de aplicar ambas estrategias. Aunque la norma general es empezar por las actividades, la terapia cognitiva también ayuda a incrementar el nivel de actividad. Por otra parte, la mejoría en el estado de ánimo que proporciona la realización y la recuperación de actividades, facilita a su vez, la terapia cognitiva.

Existe un aspecto sobre el que hay que hacer especial hincapié y es cuando nos encontramos ante personas con un discurso en el que están presentes frases como “me quiero suicidar”, “no puedo soportar esta vida”, “soy una carga para todo el mundo”, etc. Estos pensamientos son fruto de la depresión y de la desesperanza, y su aparición es un indicador de la magnitud de la depresión en la que una persona se haya sumida y constituye una señal de que esa persona necesita ayuda profesional de forma urgente y sin demora para iniciar el aprendizaje de aquellas técnicas para controlar los pensamientos de suicidio y para prevenir la ocurrencia de un hecho tan dramático.

En relación con síntomas fisiológicos, como insomnio, cansancio, falta de apetito o disminución del deseo sexual, es de esperar que al mejorar el estado de ánimo, los síntomas anteriores irán desapareciendo. Sin embargo, cuando las alteraciones del sueño están ocasionando consecuencias de especial importancia para la persona, puede resultar pertinente aplicar determinadas estrategias encaminadas a aliviar el problema. Es muy difícil mejorar el estado de ánimo cuando se duerme una media de tres o cuatro horas diarias.

Si hay hipersomnia o sueño excesivo, la mejor solución es tenerlo en cuenta a la hora de diseñar el programa de actividades, de forma que se sustituyan las siestas, las horas excesivamente tempranas de acostarse, o excesivamente tardías de levantarse, por actividades alternativas. Paradójicamente, cuando se reduce el número de horas de sueño hasta lo normal, se incrementa la vitalidad y se nota menos cansancio.

Por último, si la depresión ha aparecido por un problema que sigue actualmente vigente, será necesario resolverlo con estrategias encaminadas a la resolución de problemas, basadas en el definición del problema, en es establecimiento de alternativas posibles y en la elección y puesta en práctica de la más adecuada.

En todo caso, lo anteriormente expuesto no supone sino una breve orientación encaminada a obtener una mayor comprensión de la depresión y a plantear unas líneas de actuación orientadas a la recuperación, pero que en ningún caso viene a sustituir la ayuda profesional que toda persona con depresión sería conveniente que recibiese.

Este artículo fue publicado originalmente en psicomed.

¿Qué es la ansiedad?

La Ansiedad: Es la más común y universal de las emociones. Es una reacción de tensión aparente, más difusa y menos focalizada que los miedos y las fobias. La reacción emocional ante un peligro o amenaza se manifiesta mediante un conjunto de respuestas tanto fisiológicas, cognitivas y conductuales. Comúnmente se le denomina nerviosismo, inquietud o simplemente tensión.


La ansiedad es una respuesta emocional o un conjunto de respuestas que engloba aspectos subjetivos o cognitivos de carácter displacentero, aspectos corporales o fisiológicos caracterizados por un alto grado de activación del sistema periférico, aspectos observables o motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos.

La ansiedad tiene una función muy relevante relacionada con la idea de supervivencia, así como también en relación al miedo, la ira, la tristeza o incluso la felicidad.


Para todas las personas que padecen TOC les dejo este link que es muy interesante y que nos haba sobre el miedo y la ansiedad: http://www.webtoc.org/foro/index.php?topic=517.0